Endoparasitosis Bovina
Realizado por MC. César Lara González
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De acuerdo con Fernández (2015) el ganado vacuno es una de las principales fuentes de proteína de origen animal en México, el cual, gran parte de este ganado se localiza en regiones tropicales que representan el 70% del territorio nacional. El sistema de producción de bovinos doble propósito es el predominante en tales regiones; cuenta con 2.4 millones de vacas que representan cerca del 60% del total que se dedican a la producción de leche. El sistema doble propósito aporta 19.5% de leche y 40% de carne al total nacional. La producción promedio diaria de leche por vaca es de 3 a 9 litros, en una lactación que dura aproximadamente de 120 a 180 días y con parto cada 18 a 24 meses, estos parámetros fueron reportados en la investigación de Puebla (2015), los cuales caracterizan y definen la sostenibilidad del sistema.
Existen enfermedades bacterianas, virales y parasitarias que afectan al ganado. En los climas tropicales y templados los endoparásitos representan una amenaza directa para la salud y al bienestar de los bovinos y causan importantes pérdidas económicas directas e indirectas (Tabla 1) causando disminución de parámetros productivos antes mencionados y muchas veces la muerte. En un ternero una carga importante de lombrices en cuajo e intestinos, en un período de 6-8 meses los animales pueden acumular pérdidas subclínicas de peso de 20-30 kg/animal, las cuales no se alcanzan a percibir y llegar a 40-50 kg/animal cuando se presentan diarrea y edema submandibular.
Tabla 1
Diferentes factores determinan la presentación de los endoparásitos como el medio ambiente y sus características climatológicas, estado nutricional del animal, al igual que las prácticas de manejo de los hatos, las cuales influyen de gran manera en la evolución e intensidad del parasitismo.
Existen cuatro familias de endoparásitos: trematodos, nematodos, cestodos y protozoarios. Sus características morfológicas principales se describen en la Tabla 2.
Tabla2
Los endoparásitos presentan afinidad por diferentes órganos y sistemas, existen los gastrointestinales que son ingeridos a través del alimento, pueden llegar a provocar una entidad patológica de origen mixto de nominada gastroenteritis parasitaria, en donde están involucrados protozoarios (Eimeria sp.), trematodos (Fasciola hepática), cestodos (Moniezia) y nematodos (Haemochus sp, Ostertagia sp., Trichostrongylus sp., Cooperia sp., Strongyloides sp., etc) estos últimos de mayor importancia por su cantidad, variedad y patogenicidad. Estas acciones patógenas en el animal varían de acuerdo con:
1.- El estado evolutivo que posee el agente parásito, que puede presentarse en diversas formas como larvas en el rumen, larvas tisulares en desarrollo, larvas en letargo y parásitos adultos.
2.- Tipo de alimentación del parásito como sangre, mucosa intestinal o gástrica.
3.- Tamaño del parásito. En este caso se relaciona la cantidad de sangre tomada en la alimentación parásita con el tamaño y las sustancias anticoagulantes depositadas en los tejidos.
4.- Especie parasitaria, ya que algunas especies son más rápidas que otras.
5.- Cantidad del parásito: Al aumentar el número de estos aumenta el efecto patógeno.
6.- Estado nutricional: Cuando el estado nutricional del animal es desfavorable se hace mas susceptible a las parasitosis y otras enfermedades.
7.- Época del año: Cuando esta les brinda mejores condiciones a los animales, estos son más resistentes al parasitismo.
Habitualmente las afectaciones se verán reflejadas con el daño de la mucosa del abomaso e intestinos, hígado en el caso de F. hepática, provocando diarreas intermitentes, anemia leve a grave; además de que afectan la absorción de nutrimentos (alterando el metabolismo de las proteínas), repercuten en la productividad del ganado y algunas veces la muerte.
Por otro lado, existen endoparásitos que afectan a los pulmones como el Dyctiocaulus viviparus, principalmente se presentan en años donde la época ha sido muy húmeda y el ciclo del parásito puede ser completado. Los animales recogen las larvas infecciosas de los pastos, son ingeridas y migran del intestino al torrente sanguíneo terminando su fase adulta en pulmones causando daños en los alvéolos y bronquios, pudiéndose presentar enfisema y neumonías secundarias de origen bacterial o viral que pueden provocar la muerte del animal.
En hembras de reemplazo la endoparásitosis severa puede dejar secuelas irreversibles, la primera expresión es la falta de desarrollo y funcionalidad del aparato reproductor cuando el servicio se realiza a los 15-18 meses dejando fuera de la programación productiva el 60-70% de las hembras (Figura 1). Sin embargo, la falta de un desarrollo esquelético completo es una de las consecuencias más severas e irreversibles quedando animales con menor contextura general y área pélvica reducida condicionando seriamente la factibilidad de un parto natural y normal.
Figura 1: Desarrollo del útero en vaquillas Angus de 15 meses con y sin desparasitar.
Figura 1
Resulta imposible la erradicación de los parásitos de los campos ganaderos obligando a convivir en un equilibrio biológico y económico que haga sustentable el sistema de producción.
Las prácticas para el control de los parásitos se han considerados como tecnología de bajo costo y de gran impacto productivo, en este sentido los ganaderos han tomado a su cargo el control parasitario tras un falso concepto de practicidad, simplificación y economía prescindiendo de los médicos veterinarios. El manejo irracional de antiparasitarios especialmente cuando los niveles de contaminación e infectividad de las pasturas son bajos, se reconoce como la principal causa de resistencia a los desparasitantes.
La resistencia a los desparasitantes es uno de los problemas con mayor incidencia, ya que el uso inadecuado de estos productos químicos ha ocasionado serias pérdidas económicas y baja productividad en los animales. El desarrollo de la resistencia está influenciado por factores del clima, prácticas de manejo y edad de los animales que son tratados.
Diagnóstico de laboratorio y los desparasitantes como herramientas de control
El diagnóstico de laboratorio debe ser complemento e indispensable para definir no solamente la oportunidad del tratamiento antiparasitario sino también, el principio activo apropiado y eficaz para cada establecimiento ganadero y colaborará para evitar la resistencia parasitaria. Las técnicas de diagnóstico que se utilizan en la práctica se limitan al recuento de huevos e identificación de los géneros de endoparásitos en la materia fecal de los animales (HPG: huevos por gramo de heces). La información que arrojan los análisis de laboratorio generalmente resulta determinante para desparasitar o no a los animales incluyendo el tipo de antiparasitario a emplear. La información parasitológica que surge después de los análisis de laboratorio puede ser complementada con la evolución de la ganancia diaria con pesadas realizadas a intervalos mensuales
Cuadro Azul
La endoparásitosis bovina en el sistema doble propósito de las regiones tropicales afecta directamente la salud y bienestar de los animales, con ello importantes pérdidas económicas por la disminución de los parámetros productivos, lo que trae como consecuencia disminución en la rentabilidad del sistema. El uso desmedido e irresponsable de desparasitantes ha traído consecuencias graves como lo es la resistencia antiparasitaria la cual es irreversible. Es conveniente realizar por lo menos una vez al año un estudio coproparasitoscópico en al menos el diez por ciento de la población ganadera y solicitar asesoría médica veterinaria profesional con el fin de establecer un adecuado protocolo de control de endoparásitos.
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